el reto
Trás haber sido diagnosticado de Espondilitis anquilosante hacía 8 años, trás haber dormido sentado durante más de 6 y trás llevar trabajando en una empresa internacional lider en su sector y llevar gestionando mi enfermedad durante tanto tiempo, un día me di cuenta que había dejado de soñar, que había dejado de perseguir un sueño que tenía desde niño. Dar la vuelta al mundo.
Haciendo una fuerte apuesta por ese gran sueño, cargé mi mochila de antiiflamatorios, aparqué durante un tiempo mi trabajo y me dispuse a apostar por lo que la enfermedad me había quitado, mi sueño de dar la vuelta al mundo.

UN SUEÑO HECHO REALIDAD
Aprendí que la vida es perseguir y lograr objetivos.
Aprendí que el ser humano es grande y generoso.
Aprendí que el lenguaje universal es la sonrisa.
Aprendí que la diversidad es riqueza.
Aprendí que unos y otros somos iguales y diferentes …
El mundo nos ofrece continuamente regalos y tenemos que estar abiertos a ellos.
Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años…
y sé que me estoy muriendo.
Jorge Luis Borges